Pensar la línea como un torrente.
Dibujos de Nicolás Benitez
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Pensar el dibujo como un fluir y un devenir. Una energía tan subjetiva y personal como desconocida para quien la deja ir. Desde los expresionistas alemanes, hasta los surrealistas elogiaron la práctica del dibujo separado del estado de conciencia cotidiana. Así lo practica, así trabaja y se entrega Nicolás Benitez.
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Oriundo de Gualeguay (Entre Ríos), Benítez desarrolla sus dibujos en grandes soportes. Expone allí sus recorridos personales, sus experimentaciones y sus energías. Como quien teje un gran género, como quien participa del río mirando.
Con su formación en proceso, y en experimentación autodidacta continúa, Benítez nos regala estos grandes torrentes de formas. En ellos podemos adivinar flora, fauna, personajes y emociones, entre otros. Todos hilvanados como si fueran parte de un todo. Así la tela o el papel se convierten en un organismos vivos que, incluso, parecieran separarse del autor.
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El proyecto está compuesto por una telas de gran formato y una serie de obras en papel intervenidas con gran detalle utilizando biromes, acuarelas, acrílicos, fibrones, entre otros.
Pensar la obra de este jóven artista como una analogía del mundo nos invita a pensarlo, también como un sólo ser-máquina. Pese a nuestro esfuerzo por separar, entender y estudiar, siempre remitirá a una lógica que se disgrega en infinitas realidades. Infinitas ideas e infinitas imágenes.
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Pero… ¿qué tal si no es así?. ¿Qué sucede si el mundo, la realidad, el tiempo, la vida, todo aquello a lo que podría hacer referencia en este texto fuera exactamente opuesto a la obra que estoy presentando? Un cambio de corriente y zás… cada imagen corresponde a una realidad opuesta. Otra lógica y otros mundos.
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Pensar la línea como un torrente nos permite preguntarnos. Cuánto hay de realidad. Cuánto hay de fantasía detrás de la imagen. Pensar la línea como un torrente nos invita a entregarnos a esa corriente y dejarnos llevar. En un río.
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Federico de la Puente
Mayo 2017
